domingo, 8 de marzo de 2009

SUFRIR MALTRATOS EN LA TERCERA EDAD-ALOPECIA Y CAIDA DEL CABELLO

ALOPECIA Y CAIDA DEL CABELLO

SUFRIR MALTRATOS EN LA TERCERA EDAD

Los agresores son fundamentalmente sus hijos y sus parejas. Pocos son los investigadores que en todo el planeta se han dedicado a analizar el maltrato a personas mayores. Hasta el momento las agresiones a niños y mujeres copaban casi todos los estudios, y los dedicados a la tercera edad han quedado relegados a un segundo plano. Rompiendo esta tendencia, el Centro de Estudios Reina Sofía ha publicado recientemente un informe que analiza en profundidad el maltrato a ancianos en sus propios hogares, basándose en más de 2.500 entrevistas a ancianos y cuidadores.En todo caso, de los principales fenómenos de violencia familiar ha sido precisamente el maltrato de personas mayores el último descubrimiento, lo cual hace que no cuente con un cuerpo científico comparable a los otros".

En nuestro país, la edad y el género son factores determinantes, puesto que el estudio refleja que los más maltratados son los mayores de 74 años y además que seis de cada diez agresiones tienen como objetivo las mujeres. Lo cual nos lleva a la conclusión de que la mujer sigue siendo la principal víctima de agresiones. Incluso en el último tramo de su vida sigue sufriendo a manos familiares.
El Centro ha establecido cinco categorías dentro del maltrato a los mayores, a fin de poder distinguir el abuso al que son sometidos. Está el tan conocido maltrato físico, el maltrato psicológico que normalmente son ataques verbales, la negligencia o abandono de los cuidados de una persona, el abuso económico empleando de forma ilegal los recursos o propiedades del mayor, y por último el abuso sexual. Distinguir un caso de maltrato o abuso no resulta, en muchas ocasiones, sencillo. "Los casos más extremos de maltrato y negligencia no admiten duda en el diagnóstico, sin embargo la mayoría de casos están en una zona gris donde el maltrato y la negligencia no son tan evidentes, muchas veces debido a sutiles cambios fisiológicos y psicológicos que ocurren en la vejez", indica Iborra.
Fijándonos en los hematomas, úlceras o desnutrición, podemos intuir que un mayor está siendo sometido a malos tratos, pero hay otros indicadores más sutiles que pueden ayudarnos. Por ejemplo, si el anciano tarda mucho en asistir al médico desde el momento en que tiene una herida o una enfermedad estamos ante un indicador. Si le preguntamos a un vecino mayor por un hematoma, y nos da una explicación rara, vaga o imprecisa, preocupémonos. Y lo mismo si cambia de médico repetidamente o si acude con frecuencia a urgencias. Nos encontramos ante un drama oculto, y por ello el mayor problema que el equipo de Iborra encontró a la hora de realizar el informe fue "establecer el clima necesario y realizar las preguntas, de modo que se consiguiera vencer esa reticencia de las personas mayores para hablar de una posible situación de maltrato por parte de algún familiar".



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